Septennal

 

Después de repetir mucho el palabrerío de un conjuro, tres amigas las inventoras del sortilegio comprueban que han podido trastocar la realidad. Lo que no era más que un juego contra el aburrimiento, las ha metido en un disparate del que deberán conocer las reglas.

Septennal es también un mata-tedio para el autor. Si, como en Rodentia y en Emilce, juega él mismo con su oficio hasta dislocarlo, el vencedor del juego es el libro.

Algunas ilustraciones